Un Hotel 10

Los domingos por la mañana son una maravilla cuando se puede desayunar tranquilamente al mismo tiempo que se lee el periódico con sus coleccionables, propaganda y el magazine. Siempre voy a las últimas hojas de la revista que acompaña, para ver las fotos y comentarios en el apartado de arquitectura y en concreto de hoteles y restaurantes. Mis ojos se abrieron como platos ante un nuevo hotel que encontré hace unos años en el magazine. Su nombre era "SILKEN GRAN HOTEL DOMINE BILBAO".
Gran Hotel Domine Bilbao


Lo primero que me vino a la mente fue MODERNIDAD. La comodidad no lo tenía muy seguro y eso era debido a que hasta el momento, los "edificios modernos" que había probado eran incómodas para el uso diario.

Atrio


Años más tarde, a los pocos días de comenzar la carrera de Turismo tuvimos una conferencia de un exalumno de la "Escuela de Turismo de Asturias"(Oviedo) que vino a hablarnos de su experiencia, ya que con el paso de los años se había convertido en el único de España que regentaba 2 hoteles de la cadena Silken. Como suele ser habitual en una persona que pertenece, en concreto, a una compañía ya consolidada, venía con un video y hablando del espíritu de Silken. Lo que contaba embelesaba los oídos a cualquiera y las imágenes eran impactantes, sobre todo las de sus últimos y de sus hoteles más espectaculares. Sabían conquistar, seducir y llamar mucho la atención de clientes y futuros compañeros de trabajo.

Escaleras del hotel

Normalmente ante este tipo de mensajes que suelen vendernos las empresas para captar a la gente, solemos tratarla con precaución y comprobar sus palabras. Al menos eso fue lo que yo hice hace unos meses. El País Vasco siempre me gustó mucho y hacía muchos, pero que muchos años que no regresaba a Bilbao. Dos motivos principalmente, me movieron a ir: 1º Hotel Domine y 2º Guggenheim. Aproveché el puente de la Hispanidad 2012 para ir, ya que  antes era imposible, el hotel estaba siempre lleno. Reservé con 3 semanas de antelación y allí nos presentamos.


El Mirador

Como rezaba en el catálogo, el hotel estaba justo en frente del archiconocido museo Guggenheim. Llegamos y enseguida se presentó un chico del hotel para aparcarnos el coche y el botones para abrirnos la puerta, acompañarnos a la recepción y llevarnos las maletas. Son detalles a los que el común de los mortales no estamos acostumbrados a tenerlo diariamente. Solo se tiene si vas a buenos hoteles o te sobra el dinero como para tener este tipo de servicios en la propia casa.

Habitación

"Para Hoteles Silken, un hotel es un lugar con personalidad propia, un lugar con mucho carácter y a la vez muy tierno. un lugar como la casa de esos amigos con dotes de anfitrión, donde te acogen, te cuidan, saben tus gustos y hacen que te sientas como en casa, pero con el impagable añadido de haber dejado atrás la monotonía". Esto es lo que publicitan en su página y CONFIRMO QUE ES CIERTO.



Al haber vivido el mundo hotelero desde pequeña  fui perfilando mi tipo de hotel, más tarde al estudiar Turismo me ayudó a dar forma y sentido a mi ideal pero la guinda la puso este maravilloso hotel. Allí encontré y verifiqué que en su día lo que narraba Daniel Fernández de SILKEN era cierto.  El Gran Hotel Domine Bilbao rezuma por los cuatro costados: modernidad y lo que es mejor COMODIDAD, versatilidad, belleza, tranquilidad, encanto, amabilidad, CALIDAD... agotaría los adjetivos. Realmente saben lo que quiere y le gusta al cliente, se anticipan a los deseos del mismo. Yo, que soy muy observadora y tomo nota de todo, me resultaba difícil encontrarles un defecto. El diseño en todo el hotel era impresionante, los espacios eran amplios y muy cómodos. Las habitaciones muy completas, grandes con vistas al museo,con muchos detalles en los dormitorios,... Pero lo mejor de todo y más importante para mí fue contemplar al equipo personal del hotel, IRRADIABAN FELICIDAD, SE LES VEÍA FELICES TRABAJANDO EN ESTE SITIO.

La filosofía de empresa de Silken que me habían contado realmente me había impresionado porque se enmarcaba en mi línea.

Aún recuerdo cada mañana los espectaculares desayunos del hotel con aquellas vistas que me dejaban hipnotizada, los pequeños pero increíblemente apreciables detalles de las cosas y del personal del alojamiento. Una atención exquisita. Incluso pude percibir que esa misma impresión era que la que tenían los clientes extranjeros que también allí se alojaban. Soy muy conversadora y no pude evitar preguntar.

Fue tal el placer que experimenté que nos fuimos llorando del hotel por la pena de tener que dejarlo. Hasta me compré la música que teníamos en la habitación para que me recordara la increíble sensación que me llevaba del hotel. Viviría en él, pero como no es posible, si que me he convertido en una CLIENTE FIEL. Volverá a Bilbao aunque solo sea por volver alojarme allí.

Disfrute del día, sea feliz y honrado.

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